Turismo en Niza
La ciudad de Niza tiene mucho que ofrecer, tanto si estamos de paso durante una sola noche como si pensamos disfrutar de una estancia más larga, de una o dos semanas. A continuación os ofrecemos un pequeño adelanto.
A menos de 900 m del hotel, en el casco antiguo de Niza (con fácil acceso por tranvía, con salida de la gran avenida comercial Avenue Jean Médecin, de uso peatonal) encontrará una gran oferta de restaurantes, bares, pubs y discotecas. Merece la pena visitar, además, las pintorescas calles del casco antiguo, el mercado de flores de Cours Saleya y la heladería con la mayor variedad de sabores de la Costa Azul: el famoso Fenocchio.
Para los paladares golosos, al pasear por el puerto puede acercarse a la pastelería Florianque, donde podrá admirar y devorar… con la mirada sus magníficas creaciones, para terminar en la tienda, donde encontrará un suculento surtido de pasteles, frutas confitadas y bombones, cada cual más apetecible.
Desde el punto de vista cultural, la ciudad rebosa de museos, como aquél dedicado a Matisse, el de Chagall o el MAMAC (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo), por citar los más conocidos. Asimismo, podrá pasear por las Arenas de Cimiez, vestigios de la época romana, o acercarse al Parque Fénix (Parc Phoenix), perfecto para disfrutar de la naturaleza.
Curiosamente, la iglesia ortodoxa más bella ubicada fuera de Rusia se encuentra en Francia; se trata de la famosa Iglesia rusa, situada junto al Parque Imperial, antiguo ‘Grand Hotel Impérial’ de 1902 que alojaba a la familia imperial del zar, reconvertida hoy en instituto de enseñanza. Encontrará asimismo numerosos edificios de la época victoriana, especialmente en la colina de Cimiez, pero también a la vuelta de la esquina, en el centro de la ciudad. Y hablando de colinas… la más célebre es, claro está, la Colina del Castillo (destruido en 1706 bajo las órdenes de Luis XIV), que ofrece impresionantes vistas al mar y a la ciudad de Niza.
En el interior hay numerosos pueblos elevados típicos de la región, como Bonson o Gilette, y es posible viajar a ellos a través del curioso tren des Pignes. Merece la pena visitar los pueblos de Eze, Saint Paul de Vence y Biot, famosos por sus artistas y por sus paisajes dignos de admiración. Si no dispone de coche, existe la posibilidad de alquilar uno, o incluso de desplazarse allí en autobús o tren.
Algo más lejos, al oeste, se encuentra el macizo del Estérel, la tierra de las rocas rojas, con preciosos paseos y rutas de senderismo, así como un lugar perfecto para bañarse en verano, en la gran playa de arena de Théouleou y en las calas rojas que la rodean, mucho más solitarias..
Junto a la estación de Juan-les-Pins, hay otra playa de arena. Siendo tan escasas, ¿cómo no las íbamos a mencionar! Las playas de Beaulieu-sur-Mer y St Jean Cap Ferrat ofrecen una opción intermedia entre roca y arena, pues están cubiertas por una pequeña gravilla que no hace daño en los pies. Y para aquellos que se atreven con las playas de piedras, están las playas de Eze, Villefranche-sur-Mer, Cap d’Ail y el Paseo de los Ingleses.
“Sightseeing Tour”, empresa colaboradora del hotel, le propone vistar Niza, Cannes, Mónaco, St-Tropez y Eze, así como realizar innumerables excursiones en autobús o barco de media jornada o de un día completo. Ofrecen sus servicios en varios idiomas, van a buscarle a la puerta del hotel y le dejan de nuevo frente al hotel a la vuelta. Si lo desea, puede hacer la reserva directamente en la recepción del hotel, que dispone de folletos informativos sobre los distintos destinos.
Para más información sobre la región y los lugares de interés turístico, contacte con la oficina de turismo.